lunes, 22 de octubre de 2012

CAMBIO DE NATURALEZA Y DE DESTINO


SERIE VIDA ABUNDANTE

CAMBIO DE NATURALEZA Y DE DESTINO

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; la cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”(2°Cor. 5: 17).

Cambio de naturaleza y de destino, ¿será posible? En la Palabra de Dios se señala que es posible.

Hay dos formas de vernos a nosotros mismos, dos formas de apreciarnos. Una es como nosotros nos vemos a nosotros mismos, y otra como los demás nos ven. Es como si existiesen dos naturalezas en nosotros. Cada una de ellas va a surgir de acuerdo a las palabras que escuchamos.

En Mateo 16: 13 -17, Jesús pregunta a sus discípulos, ¿Qué dice la gente acerca de mí? Hay varias respuestas. La gente se formó un concepto de él. La gente decía de él algo que creían que él era. Pero el concepto de la gente estaba errado. Cuando pregunta: “Y ustedes, ¿qué dicen que soy?” Entonces Pedro se adelanta a contestar: Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente. ¡Bien Pedro! Pero eso no te enseñó alguien sino que te lo reveló mi Padre.

Esto indica que la gente puede tener una apreciación de ti y Dios otra. Una cosa es lo que la gente dice de Jesús, y otra es lo que Dios dice de él. Para Jesús era más importante lo que Dios decía de él. Nos hemos acostumbrado a que lo somos  es lo que otros nos han dicho que somos. Lo que alguien dice de mi, ejerce mucha influencia en mi apreciación.  Por ejemplo, si usted constantemente le dice a su hijo que es torpe, es probable que termine creyendo que es torpe. Pero si le dice que es un ganador una y otra vez, lo más probable es que termine comportándose como tal.

Hay un personaje en la Biblia que recibió palabras que marcaron su vida; primero de su padre, y después de Dios para sus descendientes. Se grafica así un cambio de destino.

 

I.                    Jacob habla de Isacar. (Gén. 49: 14 y 15)

Su padre habla de él como un burro fuerte, que en vez de trabajar pasa recostado en los lugares de descanso, y le gustó el descanso. No tenía un espíritu trabajador, le gustaba admirar la naturaleza y no quiso llevar carga, que suspiraba por otras cosas.  Así lo vio su papá, como un hombre flojo con muchas ilusiones, y le señala un destino: “Y sirvió en tributo”.  En otras palabras, será esclavo, siervo, dependiente de otros, no será empresario, siempre empleado. No le ve otro destino. No será un triunfador.

Que apreciación negativa es que un padre compare a su hijo con un animal de carga y que además lo ve como un flojo. Y así lo declara en un momento solemne cuando al final de sus días los va a bendecir. ¿Qué habrá pensado Isacar? La visión que tiene su padre de él no es nada de positiva.  Ahora, esta apreciación obedece a las conductas y comportamientos de este hijo en el pasado y que el padre proyecta hacia el futuro. Pero ningún ser humano tiene dominio del futuro, entonces son sólo apreciaciones o presunciones con más o menos fundamentos.

Las palabras eso sí ejercen influencias. Lo que escuchamos condiciona nuestras acciones. Si recibes palabras de aliento que reafirman tu autoestima, eso afectará positivamente tu vida. Por el contrario, si recibes palabras de desaliento, menoscabará tu autoestima y eso afectará negativamente tu vida. Te dará pena, rabia, amargura, etc.

El oír es el sentido más sensible en cuanto a nuestra autoestima; por eso oír es importante. “La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios”. Nuestra fe se alimenta por lo que oímos. ¿Qué pasa si lo que hemos escuchado acerca de nosotros mismos fueron palabras negativas? Nos cuesta creer que Dios quiera hacer grandes cosas con nosotros, ¿verdad?.

La gente sólo puede hablar de ti cosas que tienen que ver con tu pasado, pero Dios puede hablarte de tu futuro. Jacob le habló a Isacar de su pasado y proyectó un futuro en base a eso. Pero se equivocó.

 

II.                  Dios habla de Isacar. (Deut. 33: 18 y 19)

Ahora el que está hablando y bendiciendo es Dios a través de Moisés. Isacar no fue lo que su padre dijo que sería, Dios tenía otro destino para él. Ya no es ni un burro ni un fracasado, ahora Dios lo ve:

·         Con “tiendas”. Es decir, establecido, seguro.

·         “Llamarán a los pueblos a su monte”. Habrá gente que querrá vivir en su territorio, porque es buena tierra, de oportunidades.

·         “Su monte”. Habla de dominio, de influencia y autoridad.

·         “Sacrificio de justicia”. Es un pueblo que agrada a Dios, temeroso y con presencia del Señor en medio de ellos.

·         “Abundancia de los mares y tesoros escondidos en la arena”. Está hablando de un pueblo próspero, que tiene más que suficiente.

¿Aprecian un cambio? Un padre terrenal ve un destino para ese hijo, pero el Padre celestial tenía otro mejor. Los padres nos podemos equivocar con respecto a nuestros hijos; y los pastores también. Pero Dios no.

El apóstol Pablo dice que en parte conocemos o profetizamos porque no sabemos todas cosas (1°Cor. 13:9), pero Dios que sabe todas las cosas tiene la visión completa de nuestro destino.

¿Qué ha hablado la gente de ti? Lo más importante es saber que es lo que Dios dice de ti. ¿Qué nos dice Dios? “Que somos más que vencedores”, “Amado yo deseo que seas prosperado en todas las cosas…”, “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Tienes un Padre en los cielos que tiene un destino mejor para ti. Él desea bendecirte.

A lo mejor tu gran dolor es que pocas veces escuchaste palabras de ánimo o aliento de tus padres. O en cambio, sólo recibiste de ellos reproches o palabras que te hirieron. Y eso dejó un vacío emocional profundo en ti, y ahora siente que tu corazón está seco, pero ahora Dios quiere que escuches su voz, la voz de un padre que te ama y desea lo mejor para ti.

La gente sólo  conoce tu pasado, por las cosas que haz hecho y lo que haz hablado, pero Dios conoce tu futuro. Puede que tu pasado esté contaminado, pero tu futuro está limpio. Puedes vivir un cambio de destino. Dios puede hacer que las cosas sean diferentes y nuevas para ti.  Ríndele al Señor tu futuro, Él hará cosas nuevas y asombrosas contigo.

No escuches las palabras que la gente diga de ti, escucha y cree lo que Dios habla de ti. Lo que la gente ha dicho de ti, lo más probable, es que este errado. Dios tiene una mejor apreciación de ti.

Recuerda, en Cristo hay una nueva naturaleza y un cambio de destino para ti.

Amén.

NO DEJAR DESIERTA LA CASA DE DIOS


SERIE VIDA ABUNDANTE

NO DEJAR DESIERTA LA CASA DE DIOS

Lectura bíblica: Hageo 1: 2 -11  y Hebreos 10: 23 – 25.

Habrá momentos en nuestra vida en los cuales viviremos sequía o escases. Serán momentos en que trabajaremos con más empeño, con mucho esfuerzo para compensar esos momentos y sin embargo no alcanzarán para lograr satisfacer nuestras necesidades y sueños.

La Palabra de Dios dice: ”Siembran y cosechan poco. Comen pero no se sacian, beben pero no quedan satisfechos, se visten pero se abrigan lo suficiente; y pareciera que lo que ganan es como si lo pusieran en un saco roto”. ¿Por qué? La respuesta divina es: “Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”

¿Qué había sucedido? Al regresar del cautiverio, el pueblo de Dios quiso reconstruir su Templo, pero sus enemigos lo impidieron, y por esa razón dejaron de lado ese proyecto y cada cual se dispuso a construir su casa, dejando así abandonada la Casa de Dios.

“Casa desierta”, significa lugar sin gente, sin ministros, sin sustento.

“Correr a su propia casa”, es decir buscar refugio en mi casa.

Las Escrituras en cambio dicen: ”Torre fuerte es el Nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado” (Prov. 18: 10). El Templo no era sólo un lugar de adoración también era un lugar de refugio. Hay una relación entre la bendición de Dios y Su Casa.

¿Qué es la Casa de Dios?  Para el judío es el Tabernáculo o el Templo, pero representa mas que eso, era el lugar en donde Dios habitaría, en donde se manifestaría su presencia; el lugar en donde estaría Su Nombre. Dios es Emmanuel (Dios con nosotros). Él en medio de su pueblo.  Entonces Casa de Dios es un lugar de Encuentro. Dios en medio de su pueblo.

Somos Casa de Dios cuando nos reunimos para invocar Su Nombre, para alabarle, adorarle, y para refugiarnos en Él. Había un gozo especial en ser parte de la Casa de Dios.

“Casa” implica familia , hogar. Ser de Su Casa es ser parte de su familia, de su hogar (Salm. 122: 1).

La Casa de Dios representa gozo, fortaleza, protección. Cuando Jesús se perdió de sus padres, estos lo encontraron en el Templo. ¿Dónde fue Jesús para protegerse? A la Casa de Dios. La Casa de Dios es más que un lugar físico, sino que es el lugar en que Dios reconoce y identifica a su Pueblo. Mantenerse ligado a la Casa de Dios es fuente de bendición, pero alejarse de ella era motivo de maldición y sequía.

Ahora veamos el Nuevo Testamento. Casa de Dios aquí es tomado en un sentido Cristológico, Cristo es el Señor de la Casa. Casa de Dios ahora es al Iglesia. “Donde hay dos o tres congregados en Mi Nombre, ahí estaré en medio de ellos”, Dijo Jesús.

¿Cuál es el mandato de la Palabra para nosotros hoy? “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque  fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y  tanto mas, cuando veis que aquel día se acerca” (Heb. 10: 23 – 25).    No podemos dejar de congregarnos, esta actitud es fuente de bendición y de vida abundante. 

Cuándo dejamos de congregarnos, o dejamos desierta la Casa de Dios, ¿Por qué lo hacemos?

1.-  Por perder el gozo y la alegría por dificultades y pruebas. Nos dejamos deprimir porque las cosas  no salen como lo esperamos. Las Escrituras dicen que el diablo anda como león rugiente alrededor buscando a quién devorar. ¿Saben cómo cazan los leones? Asustan a una manada, para provocar que en la confusión un integrante de ella quede solo, y entonces le dan caza. ¿Qué espera el diablo? Que en las pruebas te deprimas y te aísles de los hermanos en la fe. ¿Qué debes hacer? No corras a tu casa, sino que corre a la Casa de Dios. Casa de Dios es el lugar de oración, de refugio, de gozo y fortaleza para tu espíritu. ¿Qué hizo Jesús cando se vio abandonado de sus padres? Fue a la Casa de Dios.

 

2.-  Perder de vista que somos Templo del Espíritu Santo. En Efesios 2: 19 al 22, leemos que somos morada de Dios en el Espíritu. La promesa del Espíritu Santo no descendió en forma individual en Pentecostés, sino en la congregación. El Espíritu Santo mora en la congregación de los santos y fue enviado para hacer vivo a Cristo en la Iglesia.

Si tienes un enfermo en casa, ¿qué debes hacer? Llévalo a la iglesia, eso es fe.  Vivimos una vida muy individualista y cómoda. Esperamos que la iglesia venga a mi casa, cuando las Escrituras dicen que nosotros debemos correr a la Casa de Dios. “…a él correrá el justo, y será levantado”.

 

3.- Por perder el sentido de Pacto.  Su Casa o la Iglesia es la sede terrena, o una especie de embajada de los Cielos aquí en la Tierra, en donde los salvos son edificados como casa espiritual para llevar a cabo la Comisión del Señor. Cada uno de nosotros debe ser un sostenedor de esta Casa.

Pacto, significa : Dios me da y yo le doy a Él. Es una relación de dar y recibir; de recibir y dar. Dios suple mis necesidades y yo le entrego mis diezmos y ofrendas. Dios ve mis ofrendas y diezmos, y me da lo que necesito.

Dejar de congregarnos es olvidarnos del Pacto, es abandonar Su Casa.

 

4.- Por perder la esperanza del retorno de Cristo.  Por afanarnos por obtener las cosas de este mundo, corremos el riesgo de perdernos en la corriente de este mundo y no estar preparados para el día de la Venida de nuestro Señor. La Casa de Dios pasa a ocupar un lugar secundario frente a los afanes nuestros, y la venida del Señor  se ve como tan lejano e irrealizable. Si pierdes de vista la venida de Cristo, la santidad de tu vida se irá perdiendo también, “El tiene esta esperanza en Él, se santificará a sí  mismo”.

 

Concluyendo, si quieres tener una Vida Abundante, alcanzar la vida plena prometida por Jesús; entonces acuérdate de Su Casa. Ama el lugar donde Él ha puesto Su Nombre. Ama la congregación de tus hermanos en la fe. No la dejes desierta, sostenla para que los cielos estén abiertos sobre ti y fluya la bendición abundante de Dios sobre tu casa.

sábado, 6 de octubre de 2012

HONRANDO A DIOS CON LAS PRIMICIAS


SERIE  VIDA  ABUNDANTE

HONRANDO A DIOS CON LAS PRIMICIAS

“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3: 9 y 10).

Si personalizo la lectura de este Palabra: “ Si honro a Jehová con mis bienes y con las primicias de todos mis frutos; serán llenos mis graneros con abundancia,  y mis lagares rebosarán de mosto”.

Dios dejó en Su Palabra la fórmula para que seamos prosperados, para que alcancemos la provisión que Él tiene para nosotros sus hijos, y que también de este forma su Obra crezca y se fortalezca. Es a través de las ofrendas, diezmos, primicias y pactos (votos).

Se nos dice que honremos a Dios con nuestros bienes. Lo hacemos cuando diezmamos y ofrendamos, o cuando hacemos voto o pacto especial con Dios. Pero hay un énfasis en el texto en las primicias.

¿Qué son las primicias? Fue la primera relación que tuvo el hombre con Dios. Luego de recibir lo que la tierra le daba, reconocía la soberanía de Dios trayéndole lo primero y lo mejor de ella.

·         Se demostraba así la fe en la sobreabundante provisión de Dios.

·         Era símbolo de dependencia. “Lo que tú me diste es la que hoy te traigo”.

·         Era símbolo de que nada es nuestro y todo pertenece al Señor.

·         Era la manera de manifestar lo que después la Ley estableció como el primero y más grande mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, y con toda tu mente”.

Consagrar los primeros frutos y lo mejor de mis cosechas era demostrar que en mi corazón estaba primero Dios. Ese corazón agradaba a Dios y eso lo bendecía.

Vamos a Génesis 4: 1 – 5.  No existía aún la Ley ni el sacerdocio, pero los hombres se acercaban a Dios con sus ofrendas. Abel lo hizo con sus primicias. Trajo de los primogénitos de su ganado lo más gordo de ellos para Dios. O sea, trajo lo mejor. Caín al parecer hizo  sólo ofrenda, si el cuidado de traer los primores de su cosecha.

A Dios le agradó la ofrenda de Abel, y Dios lo enalteció.

Consagrar las primicias a Dios era una señal de amor y fe que agradaba a Dios (Ex. 22:29).

 

Algunos ejemplos.

·         Ana                                              1°Samuel 1: 11 y 24 – 28.

·         Una viuda                                   1°Reyes 17: 8 – 16.

·         Multiplicación de panes           2°Reyes 4: 42 – 44.

·         Abundancia                                2°Crónicas 31: 4 y 5; 9 -10.

·         Pacto del pueblo                        Nehemias 10: 35 – 37.

·         Dios lo demanda                        Exequiel 20: 40 – 42; 44: 30.

Hay un poder en las Primicias.  Dios se ha comprometido bendecir con abundancia a los que consagran sus primicias a Él.

Hubo momentos en las Escrituras en que Dios decretó que las primicias eran anatema, es decir sólo para Él. Fue el caso de Jericó (Josué 6: 16 -19).  Violar este decreto trajo consecuencias graves.

Las ofrendas y los diezmos debían ser traídos al Alfolí, el lugar destinado en el Templo para almacenarlas; pero las primicias debían ser entregadas en las manos del sacerdote del santuario. Esto era lo diferente. (Num. 18:13)

Cuando traigas tus primicias al Señor, debes dirigirte a la iglesia y entregarlos en manos de los ancianos o el cuerpo pastoral de ahí, o en las manos del pastor, para uso de las necesidades de ellos o de él.

Hay un principio espiritual detrás de todo esto.  El apóstol Pablo lo enseña en Romanos 11: 16. Las primicias santifican todo el resto.

Tú y yo somos santos, ¿por qué? Porque Jesús, la primicia de los resucitados fue aceptado como ofrenda agradable ante el Padre; luego se aplica el mismo principio. Si la primicia es santa (Jesús) todo el resto (los que hemos creído en él) somos santos. Entonces al consagrar las primicias al Señor estás santificando toda la producción restante. Si todo el resto es santificado, eso significa que Dios lo ha investido con el potencial para ser multiplicado sobrenaturalmente.

¿Cuáles son nuestras primicias hoy?

·         De los aumentos de sueldos

·         De los aguinaldos o bonos

·         De los primeros ingresos de algún negocio

·         Del primer sueldo de un nuevo empleo

·         De alguna respuesta de Dios.