jueves, 30 de agosto de 2012

Articulo 1° LA VIDA QUE DIOS QUIERE DARNOS

 Serie VIDA ABUNDANTE               


Juan 10: 7 -11.
Jesús declara que él es el buen pastor y como buen pastor está dispuesto a dar su vida por sus ovejas (de hecho ya lo hizo en la cruz).

¿Con qué propósito hizo esto?
“Para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. No sólo nos da el don de la vida (lo que ya es hermoso y bueno), sino que su deseo es que esa vida la tengamos en abundancia.
Abundancia habla de plenitud. No sólo está hablando de la vida espiritual (la salvación y la vida eterna), sino que también del bienestar material y de la salud. Se refiere a todos los aspectos de la vida.

Dijo además: “Yo soy la puerta”. La puerta, ¿de qué? La puerta de acceso a esa clase de vida. Sus ovejas podrán salir de un ambiente restringido para entrar a ese lugar de plenitud, a esa vida abundante.
Debemos preguntarnos: Si Jesús vino con el propósito de darnos vida abundante, una vida plena, ¿por qué debemos conformarnos con menos que eso? ¿Por qué en nuestras vidas, como creyentes, se manifiesta algo menor a esto? ¿Por qué personas no creyentes pueden manifestar una vida más plena que la de los creyentes?

Si Jesús dijo lo que realmente dijo aquí, entonces con certeza debe haber algo que nos conduzca a alcanzar esa vida abundante que Él nos vino traer.
Una de las claves principales para obtener el poder para la vida abundante es saber que las Escrituras (Biblia) es la Palabra y la voluntad revelada de Dios. Este es el secreto más grande del mundo de hoy. No es un secreto Dios lo esté escondiendo, es un secreto porque la gente no ha creído. La mayoría de la gente no cree que la Biblia es la Palabra y la voluntad de Dios para ellos.  Algunos toman un pasaje de las Escrituras y lo aplican según el criterio de ellos y no cómo Dios habló. Otros agregan palabras, haciendo que la Biblia diga lo que Dios nunca quiso decir. Debemos entender que la Biblia entera, Antiguo y Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios.

Saber que la Palabra de Dios es la voluntad de Dios es el primer paso en nuestra búsqueda del poder para la vida abundante.
Pero hay una gran tragedia en la existencia nuestra: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jer. 2:13).

¿A quién le está hablando aquí Dios? Dice: “mi pueblo”. No está hablando a extraños o a no creyentes, sino a su pueblo, a los creyentes. Está diciendo a la iglesia que ha hecho dos males:
1.-  “Me dejaron a mí, fuente de agua viva…”
2.-  “Cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua…”

Fuente: Lugar del que fluye con abundancia agua. Manantial.

Cisterna: Depósito subterráneo donde se recoge el agua de lluvia, de río o de manantial. Tiene una capacidad limitada.
DIOS ES FUENTE DE AGUA EN ABUNDANCIA

El gran mal es dejar la fuente de vida abundante. Dejar de confiar y de depender del Señor.  Cuando esto pasa, la tendencia natural es construir cisternas para guardar agua. Creamos nuestras propias formas de creer en Dios. Seguimos al Señor a nuestro modo y no como Él nos ordena.
Esto grafica el drama de mucha gente que pudiendo beber agua de fuente de vida, de esa agua que curará toda la sed para siempre, sed de sanidad el alma, de sanidad para el cuerpo, sed de propósito para vivir, sed de paz, sed de prosperidad. Prefieren beber de aguas estancadas, aguas que representan sus propios esfuerzos para aplacar su sed. Pero los esfuerzos humanos son limitados e insuficientes, nunca logran aplacar totalmente la sed de la vida.
Esto es lo que le dijo Jesús a una mujer: “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”(Juan 4: 13, 14).

En una oportunidad se le preguntó a un grupo de personas, ¿cuál es el pecado más grande que puede cometer una persona? Las respuestas fueron variadas: Homicidio, violación con muerte, robo con muerte, traición a la patria, adulterio, abandono, etc.
¿Qué diría la Palabra de Dios como respuesta a esta pregunta?    Leamos Mateo 22: 37 y 38. “Jesús le dijo: Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento”.

Este es el primero y grande mandamiento. Si esto es así, ¿Cuál es el primero y grande pecado? Quebrantar el primero y grande mandamiento. Es decir, no amar a Dios con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la mente.
Es amar algo más de lo amamos a Dios, o poner a algo por encima de Dios; construyendo o cavando nuestras cisternas religiosas, nuestro propios criterios acerca de cómo seguir al Señor,  en lugar de rendirnos totalmente al Señor y vivir para hacer su voluntad.

No darle a Dios lo que es de Él, eso es el más grande pecado. Toda gloria, toda alabanza, toda honra, toda adoración; son de él y para él. Por eso todo cristiano debe adorar y servir a Dios con todo.
Volvámonos al Señor. Entreguémonos a Él.

La vida abundante que Él ha prometido está disponible. Su voluntad es que seas bendecido en todo. En las Escrituras hay una carta que el Señor te ha enviado a ti,  y dice así: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3° Juan 2).
Vuelve a beber de las aguas de fuente de vida; deja de lado tus cisternas rotas.

Bendiciones en abundancia para ti.