lunes, 22 de octubre de 2012

NO DEJAR DESIERTA LA CASA DE DIOS


SERIE VIDA ABUNDANTE

NO DEJAR DESIERTA LA CASA DE DIOS

Lectura bíblica: Hageo 1: 2 -11  y Hebreos 10: 23 – 25.

Habrá momentos en nuestra vida en los cuales viviremos sequía o escases. Serán momentos en que trabajaremos con más empeño, con mucho esfuerzo para compensar esos momentos y sin embargo no alcanzarán para lograr satisfacer nuestras necesidades y sueños.

La Palabra de Dios dice: ”Siembran y cosechan poco. Comen pero no se sacian, beben pero no quedan satisfechos, se visten pero se abrigan lo suficiente; y pareciera que lo que ganan es como si lo pusieran en un saco roto”. ¿Por qué? La respuesta divina es: “Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”

¿Qué había sucedido? Al regresar del cautiverio, el pueblo de Dios quiso reconstruir su Templo, pero sus enemigos lo impidieron, y por esa razón dejaron de lado ese proyecto y cada cual se dispuso a construir su casa, dejando así abandonada la Casa de Dios.

“Casa desierta”, significa lugar sin gente, sin ministros, sin sustento.

“Correr a su propia casa”, es decir buscar refugio en mi casa.

Las Escrituras en cambio dicen: ”Torre fuerte es el Nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado” (Prov. 18: 10). El Templo no era sólo un lugar de adoración también era un lugar de refugio. Hay una relación entre la bendición de Dios y Su Casa.

¿Qué es la Casa de Dios?  Para el judío es el Tabernáculo o el Templo, pero representa mas que eso, era el lugar en donde Dios habitaría, en donde se manifestaría su presencia; el lugar en donde estaría Su Nombre. Dios es Emmanuel (Dios con nosotros). Él en medio de su pueblo.  Entonces Casa de Dios es un lugar de Encuentro. Dios en medio de su pueblo.

Somos Casa de Dios cuando nos reunimos para invocar Su Nombre, para alabarle, adorarle, y para refugiarnos en Él. Había un gozo especial en ser parte de la Casa de Dios.

“Casa” implica familia , hogar. Ser de Su Casa es ser parte de su familia, de su hogar (Salm. 122: 1).

La Casa de Dios representa gozo, fortaleza, protección. Cuando Jesús se perdió de sus padres, estos lo encontraron en el Templo. ¿Dónde fue Jesús para protegerse? A la Casa de Dios. La Casa de Dios es más que un lugar físico, sino que es el lugar en que Dios reconoce y identifica a su Pueblo. Mantenerse ligado a la Casa de Dios es fuente de bendición, pero alejarse de ella era motivo de maldición y sequía.

Ahora veamos el Nuevo Testamento. Casa de Dios aquí es tomado en un sentido Cristológico, Cristo es el Señor de la Casa. Casa de Dios ahora es al Iglesia. “Donde hay dos o tres congregados en Mi Nombre, ahí estaré en medio de ellos”, Dijo Jesús.

¿Cuál es el mandato de la Palabra para nosotros hoy? “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque  fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y  tanto mas, cuando veis que aquel día se acerca” (Heb. 10: 23 – 25).    No podemos dejar de congregarnos, esta actitud es fuente de bendición y de vida abundante. 

Cuándo dejamos de congregarnos, o dejamos desierta la Casa de Dios, ¿Por qué lo hacemos?

1.-  Por perder el gozo y la alegría por dificultades y pruebas. Nos dejamos deprimir porque las cosas  no salen como lo esperamos. Las Escrituras dicen que el diablo anda como león rugiente alrededor buscando a quién devorar. ¿Saben cómo cazan los leones? Asustan a una manada, para provocar que en la confusión un integrante de ella quede solo, y entonces le dan caza. ¿Qué espera el diablo? Que en las pruebas te deprimas y te aísles de los hermanos en la fe. ¿Qué debes hacer? No corras a tu casa, sino que corre a la Casa de Dios. Casa de Dios es el lugar de oración, de refugio, de gozo y fortaleza para tu espíritu. ¿Qué hizo Jesús cando se vio abandonado de sus padres? Fue a la Casa de Dios.

 

2.-  Perder de vista que somos Templo del Espíritu Santo. En Efesios 2: 19 al 22, leemos que somos morada de Dios en el Espíritu. La promesa del Espíritu Santo no descendió en forma individual en Pentecostés, sino en la congregación. El Espíritu Santo mora en la congregación de los santos y fue enviado para hacer vivo a Cristo en la Iglesia.

Si tienes un enfermo en casa, ¿qué debes hacer? Llévalo a la iglesia, eso es fe.  Vivimos una vida muy individualista y cómoda. Esperamos que la iglesia venga a mi casa, cuando las Escrituras dicen que nosotros debemos correr a la Casa de Dios. “…a él correrá el justo, y será levantado”.

 

3.- Por perder el sentido de Pacto.  Su Casa o la Iglesia es la sede terrena, o una especie de embajada de los Cielos aquí en la Tierra, en donde los salvos son edificados como casa espiritual para llevar a cabo la Comisión del Señor. Cada uno de nosotros debe ser un sostenedor de esta Casa.

Pacto, significa : Dios me da y yo le doy a Él. Es una relación de dar y recibir; de recibir y dar. Dios suple mis necesidades y yo le entrego mis diezmos y ofrendas. Dios ve mis ofrendas y diezmos, y me da lo que necesito.

Dejar de congregarnos es olvidarnos del Pacto, es abandonar Su Casa.

 

4.- Por perder la esperanza del retorno de Cristo.  Por afanarnos por obtener las cosas de este mundo, corremos el riesgo de perdernos en la corriente de este mundo y no estar preparados para el día de la Venida de nuestro Señor. La Casa de Dios pasa a ocupar un lugar secundario frente a los afanes nuestros, y la venida del Señor  se ve como tan lejano e irrealizable. Si pierdes de vista la venida de Cristo, la santidad de tu vida se irá perdiendo también, “El tiene esta esperanza en Él, se santificará a sí  mismo”.

 

Concluyendo, si quieres tener una Vida Abundante, alcanzar la vida plena prometida por Jesús; entonces acuérdate de Su Casa. Ama el lugar donde Él ha puesto Su Nombre. Ama la congregación de tus hermanos en la fe. No la dejes desierta, sostenla para que los cielos estén abiertos sobre ti y fluya la bendición abundante de Dios sobre tu casa.

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