SERIE VIDA ABUNDANTE
NO DEJAR DESIERTA LA CASA DE DIOS
Lectura bíblica: Hageo 1: 2 -11 y Hebreos 10: 23 – 25.
Habrá momentos en nuestra vida en los cuales viviremos
sequía o escases. Serán momentos en que trabajaremos con más empeño, con mucho
esfuerzo para compensar esos momentos y sin embargo no alcanzarán para lograr
satisfacer nuestras necesidades y sueños.
La Palabra de Dios dice: ”Siembran y cosechan poco.
Comen pero no se sacian, beben pero no quedan satisfechos, se visten pero se
abrigan lo suficiente; y pareciera que lo que ganan es como si lo pusieran en
un saco roto”. ¿Por qué? La respuesta divina es: “Por cuanto mi casa está
desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”
¿Qué había sucedido? Al regresar del cautiverio, el
pueblo de Dios quiso reconstruir su Templo, pero sus enemigos lo impidieron, y
por esa razón dejaron de lado ese proyecto y cada cual se dispuso a construir
su casa, dejando así abandonada la Casa de Dios.
“Casa desierta”, significa lugar sin gente, sin
ministros, sin sustento.
“Correr a su propia casa”, es decir buscar refugio en
mi casa.
Las Escrituras en cambio dicen: ”Torre fuerte es el
Nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado” (Prov. 18: 10). El
Templo no era sólo un lugar de adoración también era un lugar de refugio. Hay
una relación entre la bendición de Dios y Su Casa.
¿Qué es la Casa de Dios? Para el judío es el Tabernáculo o el Templo,
pero representa mas que eso, era el lugar en donde Dios habitaría, en donde se
manifestaría su presencia; el lugar en donde estaría Su Nombre. Dios es
Emmanuel (Dios con nosotros). Él en medio de su pueblo. Entonces Casa de Dios es un lugar de
Encuentro. Dios en medio de su pueblo.
Somos Casa de Dios cuando nos
reunimos para invocar Su Nombre, para alabarle, adorarle, y para refugiarnos en
Él. Había un gozo especial en ser parte de la Casa de Dios.
“Casa” implica familia ,
hogar. Ser de Su Casa es ser parte de su familia, de su hogar (Salm. 122: 1).
La Casa de Dios representa
gozo, fortaleza, protección. Cuando Jesús se perdió de sus padres, estos lo
encontraron en el Templo. ¿Dónde fue Jesús para protegerse? A la Casa de Dios.
La Casa de Dios es más que un lugar físico, sino que es el lugar en que Dios
reconoce y identifica a su Pueblo. Mantenerse ligado a la Casa de Dios es
fuente de bendición, pero alejarse de ella era motivo de maldición y sequía.
Ahora veamos el Nuevo
Testamento. Casa de Dios aquí es tomado en un sentido Cristológico, Cristo es
el Señor de la Casa. Casa de Dios ahora es al Iglesia. “Donde hay dos o tres
congregados en Mi Nombre, ahí estaré en medio de ellos”, Dijo Jesús.
¿Cuál es el mandato de la
Palabra para nosotros hoy? “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de
nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto mas, cuando
veis que aquel día se acerca” (Heb. 10: 23 – 25). No
podemos dejar de congregarnos, esta actitud es fuente de bendición y de vida
abundante.
Cuándo dejamos de
congregarnos, o dejamos desierta la Casa de Dios, ¿Por qué lo hacemos?
1.- Por perder el gozo y la alegría por
dificultades y pruebas. Nos dejamos deprimir porque las cosas no salen como lo esperamos. Las Escrituras
dicen que el diablo anda como león rugiente alrededor buscando a quién devorar.
¿Saben cómo cazan los leones? Asustan a una manada, para provocar que en la
confusión un integrante de ella quede solo, y entonces le dan caza. ¿Qué espera
el diablo? Que en las pruebas te deprimas y te aísles de los hermanos en la fe.
¿Qué debes hacer? No corras a tu casa, sino que corre a la Casa de Dios. Casa
de Dios es el lugar de oración, de refugio, de gozo y fortaleza para tu
espíritu. ¿Qué hizo Jesús cando se vio abandonado de sus padres? Fue a la Casa
de Dios.
2.- Perder de vista que somos Templo del Espíritu
Santo. En Efesios 2: 19 al 22, leemos que somos morada de Dios en el Espíritu.
La promesa del Espíritu Santo no descendió en forma individual en Pentecostés,
sino en la congregación. El Espíritu Santo mora en la congregación de los
santos y fue enviado para hacer vivo a Cristo en la Iglesia.
Si tienes un enfermo en casa,
¿qué debes hacer? Llévalo a la iglesia, eso es fe. Vivimos una vida muy individualista y cómoda.
Esperamos que la iglesia venga a mi casa, cuando las Escrituras dicen que
nosotros debemos correr a la Casa de Dios. “…a él correrá el justo, y será
levantado”.
3.-
Por perder el sentido de Pacto. Su Casa
o la Iglesia es la sede terrena, o una especie de embajada de los Cielos aquí
en la Tierra, en donde los salvos son edificados como casa espiritual para
llevar a cabo la Comisión del Señor. Cada uno de nosotros debe ser un
sostenedor de esta Casa.
Pacto, significa : Dios me da
y yo le doy a Él. Es una relación de dar y recibir; de recibir y dar. Dios
suple mis necesidades y yo le entrego mis diezmos y ofrendas. Dios ve mis
ofrendas y diezmos, y me da lo que necesito.
Dejar de congregarnos es
olvidarnos del Pacto, es abandonar Su Casa.
4.-
Por perder la esperanza del retorno de Cristo. Por afanarnos por obtener las cosas de este
mundo, corremos el riesgo de perdernos en la corriente de este mundo y no estar
preparados para el día de la Venida de nuestro Señor. La Casa de Dios pasa a
ocupar un lugar secundario frente a los afanes nuestros, y la venida del
Señor se ve como tan lejano e
irrealizable. Si pierdes de vista la venida de Cristo, la santidad de tu vida
se irá perdiendo también, “El tiene esta esperanza en Él, se santificará a
sí mismo”.
Concluyendo, si quieres tener
una Vida Abundante, alcanzar la vida plena prometida por Jesús; entonces
acuérdate de Su Casa. Ama el lugar donde Él ha puesto Su Nombre. Ama la
congregación de tus hermanos en la fe. No la dejes desierta, sostenla para que
los cielos estén abiertos sobre ti y fluya la bendición abundante de Dios sobre
tu casa.
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